lunes, 22 de abril de 2013

Contenciones mecánicas en UCI



Una de las medidas que se llevan a cabo en la UCI, al igual que en otras plantas de hospitalización, es el uso de las contenciones mecánicas. Las contenciones mecánicas son dispositivos que limitan en movimiento de una o varias partes del cuerpo, para prevenir situaciones de riesgo para el paciente o las personas que le rodean. En esta unidad son usadas para los pacientes con ventilación mecánica y disminución del estado de conciencia y en aquellos pacientes que se encuentran en un estado de agitación y desorientadas, siempre que supongan un riesgo para si mismas. Las sujeciones más usadas en la planta son las sujeciones blandas de muñecas, para impedir que los pacientes se retiren dispositivos, como sondas, la ventilación o vías, interfiriendo gravemente en su plan terapéutico.

La función principal de enfermería ante las contenciones mecánicas es evitar la aparición de las situaciones que puedan requerir de este tipo de dispositivos. Para ello es necesario identificar las situaciones de riesgo y aplicar las medidas correspondientes. No todas las situaciones serán evitables. En estos casos tendremos que valorar si se pueden aplicar otras medidas contentivas que no sean las mecánicas. Se deberían aplicar medidas de contención verbal o farmacológica, en caso de no funcionar la verbal, antes que las contenciones mecánicas. Son el último recurso, cuando el resto de medidas fallan. Sin embargo, en pacientes de UCI, el uso de medidas verbales o farmacológicas pueden no ser útiles o convenientes. Por un lado, la contención verbal suele ser insuficiente en los pacientes con un bajo grado de conciencia que puede que si quiera entiendan lo que se les dice. Por otro lado, algunos de los fármacos usados en la contención pueden empeorar la situación física del paciente de UCI. Siempre tendremos que valorar y anteponer la seguridad del paciente. Por lo que, aunque las contenciones mecánicas sean el último recurso a usar, pueden dar más beneficios en estos pacientes. Por ejemplo, en la situación de un paciente intubado, con ventilación mecánica, que se encuentre en pauta de retirada de la ventilación, existe el riesgo de que se encuentre estuporoso o se altere al retirar la sedoanalgesia, pudiendo llegar a auto-extubarse. En este caso, son mucho mayores los beneficios que se van a obtener de que el paciente no se retire la intubación, sin estar preparado para ello, que los riesgos que ofrecen las contenciones.    

Por supuesto, estos dispositivos tienen una serie de riesgos, que mediante una buena praxis pueden ser solventados o mitigados. Con el uso de las contenciones existe el riesgo de lesión de la integridad cutánea, al constituir un objeto que se encuentra friccionando continuamente la superficie de la piel. Es recomendable proteger la zona donde se ponen, con ácidos grasos hiperoxigenados y una venda de algodón, para así evitar que se produzcan este tipo lesiones, y rotar la zona donde se colocan, para que no sea agredida siempre la misma parte.     
Además, de los riesgos físicos, entre los que también se pueden incluir el de tromboembolismo o fracturas entre otros, existen riesgos psicológicos implícitos en su uso. Pueden suponer la pérdida de la autoestima y la dignidad de las personas que las llevan, al perder el control del movimiento y ser un elemento impuesto. Es nuestro deber informar al paciente e intentar hacerle entender que el motivo de ponérselas, es proteger su seguridad, buscando siempre su consentimiento, aunque no siempre se consiga.

Enfermería debe valorar la conveniencia de continuar con ellas. Una vez que las razones que motivaran la necesidad de usarlas cesen, enfermería, debe informar al médico, en quien recae la decisión final de quitarlas. A veces, nos cuesta considerar el quitar las contenciones, a pesar de que el paciente se encuentre consciente y orientado pidiendo que se le retiren. Es cierto que, no siempre es fácil, valorar hasta que punto se encuentran los pacientes en un estado de alerta, apropiado para no constituir un riesgo para si mismo de encontrarse sin sujeciones y podemos llegar a pecar de precavidos. 

            Durante estas semanas ingresó una mujer de nacionalidad extranjera, que una de las noches sufrió un episodio de delirium, con agitación. Durante esa noche se retiró continuamente la monitorización y estuvo a punto de retirarse otros dispositivos que tenía. Al comprobar el personal de enfermería que se encontraba desorientada y agitada, sin poder contenerla de otra forma, se decidieron a ponerle las sujeciones mecánicas, para así evitar que terminara por dañarse.
            A la mañana siguiente, la mujer advirtió al personal de su intención de denunciar esa práctica a la embajada de su país. Al ceder el síndrome confusional agudo y volver a encontrarse orientada, se alteró mucho al encontrarse restringida por las sujeciones. Sin duda, en este caso también existía el problema añadido de la comunicación, ya que la mujer hablaba muy poco español y resultaba más difícil explicarle los motivos que habían llevado a que se la contuviese.
            El problema de este contexto surgió porque el facultativo no había pautado las contenciones, habiendo sido el personal de enfermería el que, al encontrarse con que la paciente estaba tan agitada, actuó por su cuenta. Una de las generalidades de las contenciones mecánicas es que deben ser siempre pautadas por el médico. Solo pueden ser puestas sin su autorización previa, en las situaciones de urgencia, con la condición de pautarlas a posteriori.
            En este caso, pueden ponerse en riesgo las personas involucradas en esta actuación, ya que, aún habiendo actuado bien al proteger a la paciente de su estado de agitación, no lo hicieron de la forma correcta, lo que ante una perspectiva legal, puede ser intervención sancionable.

            Las contenciones mecánicas continúan siendo un dispositivo del que se hace uso con demasiada asiduidad, a pesar de los inconvenientes que tienen para los pacientes que las llevan, obviando algunas de las obligaciones que se deben llevar a cabo para ponerlas.      


BIBLIOGRAFÍA

2 comentarios:

  1. Hola Esther,
    Tu entrada muy buena y muy interesante.
    ¿Sabes cuál es el verdadero problema?, que sólo nos damos cuenta de estas cosas cuando surgen problemas. ¿A cuántos pacientes has visto con contenciones? y de ellos, ¿cuántos las tenían pautadas?
    Pero cuando hay algún problema empezamos con la derivación de responsabilidades, como tu dices, la enfermería hizo lo que yo creo que está bien, pero ahora pueden tener un problema si el médico no autoriza dichas contenciones.

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  2. El uso de contenciones es un tema que me interesa mucho. Lo he tratado varias veces en mi blog y ahora en el portal que dirijo, pensado para ayudar a quien busca una residencia de tercera edad, Inforesidencias.com, hemos creado un comparador de residencias que incluye dentro de sus apartados uno específico que permite elegir (si así se prefiere) una residencia de mayores que no utilice contenciones o limite su contención.

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