La administración de medicación puede realizarse por distintas vías. La vía
de elección suele ser la oral por ser la más fisiológica, pero en ocasiones,
esta vía está anulada o es necesaria una vía con una rapidez de acción mayor.
Aunque en un principio la vía de elección sería la vía venosa periférica
después de la oral, porque conllevan menos riesgos en su inserción, en la UCI tiende a usarse las vías
centrales. La vía más utilizada es la vía venosa central, al adaptarse mejor a las
necesidades de los pacientes de este tipo de plantas. Este tipo de vías,
permiten la infusión de fármacos en mayor cantidad que las vías venosas
periféricas, la administración de nutrición parenteral, la extracción de
analíticas repetidas sin necesidad de pinchar al paciente y la monitorización
hemodinámica. Se canalizan en aquellos pacientes en los que se estime que vayan
a necesitar un acceso venoso de larga duración. Se pueden implantar en las
venas subclavias, yugulares o en las femorales y tienen la peculiaridad de
llegar hasta la unión de la vena cava con la aurícula derecha, motivo por el
que no son la primera elección en otras circunstancias. Para conservar su
duración es necesario que el personal de enfermería realice unos cuidados
rutinariamente.
Para mantener las VVC es necesario curarlas y limpiarlas, para que no se
infecten ni se colapsen, impidiendo su uso adecuado. Está protocolizado el
lavado de las luces de la VVC
con suero fisiológico al 0,9% y luego con heparina a una concentración de 20
UI/ml (Fibrilin®), después de cada uso o una vez cada siete días cuando no
están siendo utilizadas. Dentro de las vías venosas periféricas, en cambio, se
recomienda el uso de suero fisiológico para lavar, ya que ofrece los mismo
beneficios que la heparina sin el inconveniente de las incompatibilidades y los
efectos que pueda tener la heparina de por sí.
Durante las semanas que llevo en la planta, solamente una vez he visto que
las enfermeras limpien con Fibrilín® el catéter. El que no se haga,
generalmente es debido a que por estas vías están pasando continuamente
perfusiones, bien sea de sedoanalgesia y relajación o de iones, que mantienen el catéter normofuncionante, con poco riesgo de que se obstruya. En estos casos la perfusión continua, impide que se formen sedimentos en el interior del catéter, que puedan atascarlo. Esto lleva a que exista también poca conciencia en cuanto a la necesidad de mantener la permeabilidad de
la vía por los medios protocolizados.
Es mucho más común ver a las enfermeras limpiando las vías con suero
fisiológico 0,9%. Sin embargo, la heparinización se muestra mucho más beneficiosa
y se recomienda, al eliminar los trombos y las mallas de fibrina que se puedan
formar y al proteger frente a las infecciones del catéter.
Es conveniente revisar la permeabilidad de cada una de las luces, al menos
de aquellas que no estén siendo utilizadas para las perfusiones, para asegurar
que se puedan utilizar en el futuro. En una planta como la UCI es muy importante que las
vías funcionen bien, ya que pueden ser necesarias en cualquier momento de forma
urgente.
No poner en práctica estas recomendaciones puede conllevar que las luces se
obstruyan y no sean viables. Una vez que las vías se colapsan, el protocolo
dicta que se administre un tipo de sustancia diferente dependiendo de lo que
haya originado la obstrucción. Cuando la obstrucción es por un coágulo, se usa
entre 1 y 3ml de Urokinasa de 5000 UI/ml, aspirando a intervalos de 5 minutos
pasada una hora, hasta desobstruirla. En el caso de ser una obstrucción de la
vía por la que se infunde la NPT ,
se usará etanol. Por último, para obstrucciones que se sospechen por fármacos o
por contrastes, se usará acido clorhídrico y bicarbonato sódico,
respectivamente.
Mediante un cuidado adecuado se pretende no tener que llegar al límite de
tener que usar estas medidas, pudiendo tener un acceso seguro en el momento que
sea necesario.
BIBLIOGRAFÍA
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Andreu A, Escanciano I, Fernández R,
Contreras M.G, Gomez J.L, Marrupe D, et al. Programa de manejo de los catéteres
venosos centrales. Inserción, cuidados y vigilancia. Hospital Universitario de
Móstoles. Julio 2009
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Lozano P, Besalduch J,
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[Internet]. Marzo 2002 [consulta el 15 de abril de 2013]; Disponible en: http://www.elcomprimido.com/FARHSD/PROTMANTCAT.htm
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