Uno
de los problemas que acontecen en la práctica sanitaria son los problemas
psicológicos provocados por el uso de distintos tratamientos sanitarios y del
ambiente del ingreso hospitalario. Dentro de todo ingreso hospitalario existe
el riesgo de desarrollar algún tipo de problema psicológico, pero en la UCI el riesgo de padecer este
tipo de patologías es mayor. Se ha visto que entre un 14-72% de los pacientes
que ingresan en la UCI
desarrollan algún tipo de patología psicológica, entre las que destaca síndrome
confusional agudo, ansiedad y depresión, frente al 1% en el resto de unidades
hospitalarias. Esto es debido a las condiciones especiales que se dan en las
UCI y en algunos de los tratamientos que allí se efectúan.
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A
lo largo de su estancia en la UCI ,
algunos pacientes, todos ellos de edad avanzada, han desarrollado un síndrome
confusional agudo, sobre todo durante el periodo nocturno. Este síndrome, muy
común en las plantas de hospitalización, es más frecuente en este tipo de
plantas de cuidados intensivos. Se caracteriza por una alteración brusca y
reversible de la atención, la orientación, las funciones cognitivas y el ritmo
vigilia-sueño. Los motivos para desarrollarlo son variados, influyendo desde factores
del propio paciente, hasta aquellos relacionados con la hospitalización. Las
personas con edad avanzada, síndrome coronario agudo o antecedente de problemas
cognitivos tienen mayor tendencia a generar este síndrome. Son causas que no se
pueden controlar, como mucho ponerle tratamiento una vez aparecido el síndrome.
Sin embargo, hay otro grupo de factores, relacionados con la hospitalización y
con el tratamiento, que el personal de enfermería tendrá que tener en cuenta a
la hora para evitar su aparición. Entre estos factores hospitalarios los que más
influyen en la UCI
son el uso de la ventilación mecánica, el exceso o el defecto de estímulos
sensoriales y los fármacos administrados.
La
ventilación mecánica invasiva, es una de las principales causas en el
desarrollo de un síndrome confusional agudo. También la propia enfermedad
pulmonar que haya acarreado tener que ventilar al paciente puede generar
alteraciones en los niveles de oxígeno y de dióxido de carbono, que terminen en
alteraciones psicológicas. El hecho de que la ventilación mecánica genere este
síndrome es multifactorial, se unen la medicación utilizada, el que el paciente
no pueda controlar su respiración, el propio reglaje del ventilador, la
inmovilización, el ruido de las alarmas y la imposibilidad de comunicarse y de
alimentarse por la boca. En general, todos estos factores vinculados a la
ventilación mecánica, lo que provocan es una alteración en el ciclo
sueño-vigilia, que es fundamental para desarrollar problemas psicológicos. El
sueño tiene una función de recuperación
física y emocional, necesaria para el correcto funcionamiento del ser humano.
Se
ha demostrado que las benzodiacepinas y los opiodies, fármacos muy comunes para
la intubación y por tanto en la
UCI , interfieren en el ciclo normal del sueño, además de
poder producir alucinaciones. En la planta he visto algún caso en el que los
pacientes aún estando con ventilación mecánica invasiva, se les ha suspendido
la sedoanalgesia. En principio esta modificación es debida a la progresión del
destete, pero también favorece que los pacientes no sufran los efectos
secundarios de este tipo de medicación.
A
una gran mayoría de los pacientes intubados se les ponen sujeciones mecánicas
en los miembros superiores para evitar extubaciones accidentales. Ésta
limitación del movimiento, por una parte necesaria para asegurar la seguridad
del paciente, genera mucha ansiedad. Se puede intentar retirar las contenciones
una vez que la persona se encuentre bien orientada y podamos tenerlo bien
vigilado. Aún así supone arriesgarse a tener un problema mayor, sobre todo si
la persona se encuentra en un estado crítico.
El
ruido es prácticamente continuo en la planta. Cuando no está sonando la alarma
de un respirador, es el monitor de algún paciente, el timbre de una habitación
o el teléfono. A todo esto se suma también el ruido del personal. En conjunto
se puede llegar a un nivel de ruido superior del recomendado que interfiere con
el descanso de los pacientes. En este sentido enfermería puede ejercer un papel
muy importante conversando en un tono lo más suave posible en la habitación y disminuyendo
el volumen de las alarmas o desconectando aquellas que no sean imprescindibles.
Otros
estímulos, como la luz, también se pueden controlar. A veces tendemos a dejar
las luces de las habitaciones encendidas, que pueden molestar y alterar a los
pacientes. En la planta, las luces de las habitaciones cuentan con reguladores
de luz, muy útiles en este sentido, porque permite que cuando se entre en la
habitación se pueda tener luz para realizar los cuidados pertinentes, sin ser
una luz demasiado fuerte como para molestar al paciente.
En
algún estudio se pone en duda que
realmente tenga un efecto negativo el exceso de estímulos de la planta sobre
los factores psicológicos del paciente, achacándose más a la privación de
estímulos, que al exceso de ellos. No obstante, son mayores los ensayos que
detectan en el exceso de estímulos de la
UCI una causa de estrés. Claro está, que la privación de
estímulos normales, cómo podrían ser voces familiares o el ruido de la
televisión, también generan un aumento del estrés. Personalmente, me ha llamado
la atención que en ninguna de las habitaciones haya alguna televisión. Por lo
general, las habitaciones de hospitalización cuentan con televisiones para que
las personas que estén allí puedan estar entretenidas. Aquí, al no haberlas,
tanto los pacientes que mejor se encuentren no pueden entretenerse, cómo los
pacientes que desarrollan algún síndrome confusional no pueden recurrir a la
televisión para distraerse en caso de agitación. Se ha visto que es una medida
temporal efectiva, aunque la principal debe ser tratar el problema de base que
produce la desorientación. Tal vez, por la tendencia de gravedad de los
pacientes olvidamos que pueden necesitar este tipo de actividades y no solo
para satisfacer su necesidad de
entretenimiento.
Las
necesidades de comunicación y de la ingesta oral no se pueden evitar. Los tubos
orotraqueales impiden que el paciente pueda hablar al quedar las cuerdas
vocales imposibilitadas. La realización de una traqueostomía puede ayudar a que
el paciente, con una válvula fonatoria, hable y se comunique. También podemos
ayudar al paciente a que se comunique con el uso de otras medidas como con la
escritura.
En
cuanto a la ingesta oral, por desgracia no podemos conservarla salvo en el caso
de los pacientes traqueostomizados. Aun así, las traqueostomías ponen solución
a estos problemas en un periodo tal vez demasiado largo de tiempo.
También
pueden ayudar a desorientarse a los pacientes el que no cuenten con referencias
respecto al día y la hora en la que se encuentran. En
la planta, aconsejan a los pacientes no tener reloj. En principio esta
restricción se da para que no se de ningún problema a la hora de perderse o de
dañarse. Además, los relojes de pulsera pueden incomodar al realizarle los
cuidados. El inconveniente de esto radica en que puede ser un factor causal de
la desorientación del paciente, al no poder saber en que momento del tiempo se
encuentran. Las habitaciones de la planta disponen de ventanas al exterior,
salvo una, que se intenta no ocupar a no ser que el resto de camas estén
ocupadas, lo que no deja de ser un punto a favor, al permitir a los pacientes
saber el momento del día en que se encuentran. A pesar de todo, son bastantes
las personas que preguntan la hora o piden que se les deje el reloj. Tal vez,
para aquellas personas que están conscientes, se podría dejar que tuvieran
consigo uno. Sobre todo aquellas que tienen restringida la dieta oral y no
pueden guiarse por los tiempos de las comidas.
Dejar las persianas de las habitaciones subidas para que el
paciente sepa el momento del día que es, apagar las luces por la noche o
presentarse con un "buenos días" o "buenas tardes", pueden
ser medidas útiles en estos casos.
Debemos
intentar eliminar todos los factores identificados como causa de síndrome
confusional, para mejorar la calidad de la atención del paciente, estando
siempre atentos a los indicadores que presenten, que nos puedan alertar.
Tampoco
podemos olvidar que proporcionando información y apoyo emocional, podemos
conseguir que las personas ingresadas no se encuentren tan ansiosas por la
permanencia en este tipo de plantas, teniendo en consecuencia mayor calidad del
sueño y disminuyendo la posibilidad de padecer problemas psicológicos
mayores.
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He de decirte que haces unas entradas muy buenas, no tengo nada que objetar, la única pena es que hagas tan pocas.
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